Aquí La Tamagochi al aparato. Si recordáis, aún me quedaban dos propósitos pendientes de los cinco que me marqué a principios de año. Veamos en qué estado se encuentran:
1. Vomitar encima del sacaleches (o destrozarlo de algún modo). FRACASO ↓
Es inútil. El sacaleches de mi madre es como Esperanza Aguirre: INMORTAL. Tras el fracaso del plan A y el plan B, decidí sacar la artillería pesada y recurrir al plan C: EL GREMLIN.
No fue difícil convencerle. Al fin y al cabo, El Gremlin ha sido adiestrado por nuestro padre para destrozar cualquier aparato con cables y botones. Pues bien, tras tirarlo al suelo, zurrarle con el palo del tambor, comerse parte del cable y utilizar la campana como trompeta, el sacaleches funciona como el primer día. Con su modo fast, y su modo slow.
Creo que lo más sensato es resignarme e intentar cogerle el puntillo a la silicona.
2. Pedir cita en la peluquería. CONSEGUIDO √
Dicen que hay que tener cuidado con lo que uno desea porque puede convertirse en realidad. Y eso es justamente lo que me ha ocurrido.
La semana pasada apareció mi abuelo con la maquinilla afeitadora. Al parecer no tiene suficiente con que el Gremlin sea clavadito a él, y ha decidido modelarme también a su imagen y semejanza: AHORA SOY CALVA.
Consecuencias: Mi hermano se ríe de mi, mi padre me repudia porque «ya no soy morena como él» y mi madre claramente se avergüenza… y si no, ¿por qué cada vez que viene a verme una visita sale corriendo a ponerme un gorro?
Por mi parte, no sabéis el frío que paso. Coño, ¡que estamos en enero! Entre que tengo poco pelo y mucha fontanela, una noche de estas se me congela el cerebro. Ya lo veréis.
¡Pobre Tamagochi calva! 😦
En realidad no está calva… sólo está rapada al 3!! 😉
Yo también rapo a los míos, dan un poco de pena, así, como bolitas de billar, pero es buenísimo porque pasan de pelo a pelazo…. 😉
Dan bastante penita, sí… aunque yo con el pequeño no tuve tanta suerte como tú, le rapamos en septiembre y ahora está empezando a salirle el pelo en condiciones. Entre que no le salía pelo, y que es rubio-rubísimo, me contó la profe de la guardería que hay niños que le llaman Caillou!!! 😉
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Jajajaja, niña, niña, no sé como tenías la mata de pelo, pero está claro que con un mes de vida, -espera, que saco los dedos para contar-, lo dicho que con ese tiempo, como se te ocurre decir que quieres pelu??? A mis hijas les ha costado que les crezca el pelo un año a la mayor, y casi año y medio a la segunda, y cortar rizos?? Nooooooo, eso no debe hacerse, que luego guardan los mechones en una bolsita de plástico para tu album de fotos, y escucha, eso es vergüenza total 🙂
Jajaja como le haces eso a la pobre, mira que raparla!! claro como aun no puede impedirlooo… ahh pero ten cuidado que apenas empiece en el nido y aprenda a cortar con tijeras cuidense q un dia despiertan todos trasquilados… besotes!!
No había pensado en esa posibilidad pero se me ponen los pelos de punta… jajaja ¿la venganza puede ser tan terrible? 😉 Un besazo!