Esta mañana me he hecho con una pistola y la he escondido en un cajón para que no la viera mi santo esposo. Me ha faltado envolverla en un trapo como en las películas.
Hoy era el día elegido para llevar a cabo mi plan. Tenía el arma, y un par de balas. Unas balas brillantes a las que llevaba días acariciando en secreto.
He pensado que sería mejor esperar a que el gremlin estuviera ya dormido. Hay cosas que un bebé no debe presenciar, podrían traumatizarle de por vida.
He parado a mi marido en mitad del pasillo y, tras mirarle fijamente a los ojos, le he dicho que había llegado el momento.
Ha frenado en seco. En sus ojos se entremezclaban el terror y la incredulidad: ¡No puedes hacer eso! ¡No!
Pero yo me he mantenido firme y he vuelto a mirarle a los ojos: Claro que puedo, de hecho lo voy a hacer ahora mismo, y tú me vas a ayudar. Tengo la pistola en el cajón.
Viendo que yo no iba de farol, ha intentado convencerme en vano con argumentos ridículos. En el colmo de su desesperación ha llegado a pedirme que al menos lo hiciera mañana, mientras él estuviera fuera de casa.
Pero yo soy implacable.
Así que tras cargar la pistola, y con mucha con sangre fría, he realizado dos disparos certeros.
Mi marido ha llorado como una niña.
Y Sor Bebé está más preciosa que nunca con sus nuevos pendientes.
Me encanta este relato. Me parece genial y muy bien escrito, con la intriga hasta el final. Necesitas twitter para difundirte 😉
Un beso.
Pablo.
La verdad es que no tengo ni idea de cómo va twitter pero como soy muy obediente he pinchado en el tuyo para empezar a enterarme… ¡y me he encontrado con una agradable sorpresa! ¡Muchas gracias Pablo!
Me temo que has desatado a la bestia, así que tal vez tenga que abusar de nuestra amistad y pedirte un par de consejos.
¡Muchos besos!
Podrías aprovechar y hacerle ya un par de agujeros más. Eso que se ahorraría la Tamagochi cuando fuera mayor y eso que ganarías tú en tranquilidad al saber que han sido realizados con estrictas medidas de higiene.
Como ves, entre descanso y descanso, me voy poniendo al día.
¡Ya veo! Menudo ritmo llevas… claro, que a tu velocidad de lectura y comprensión te debe cundir mucho, jajaja.
Me voy a pensar lo de los pendientes, de momento creo que no le caben pero en un par de semanas todo se andará 😉
Me ha encantado tu relato, muy bien desarrollado y con todos los ingredientes de suspense, humor y sorpresa!! Felicidades!!
Marisol
Muchas gracias Marisol!! Veo que mi padre no pierde ocasión de publicitarme… Gracias por tus amables palabras y por pasarte por aquí!
Ay!!! Qué dolor!! Espero que te salieran los agujeros centrados en cada oreja. Porque sino perderá el equilibrio cuando se ponga los enormes pendientes colgantes en su época adolescente :p