El gremlin ha suspendido

No uno ni dos, sino DIEZ suspensos nos ha traído el gremlin en su “boletín de notas” del primer trimestre.

Como diría mi padre, menudo cuajo tienen en la guardería.

Para que los padres nos sintamos mejor, y no herir susceptibilidades, los suspensos vienen marcados con una D, que significa “en Desarrollo”  (pero vamos, a nadie se le escapa que, de toda la vida, una D en un boletín de notas significa “Deficiente”).

El despropósito se divide en tres áreas:

ÁREA I. Identidad y autonomía personal.                        

Aquí le han caído cuatro suspensos, por ejemplo:

–          Tiene una marcha segura: Ni segura ni insegura. No tiene marcha ninguna (aunque algunos días a las 3 de la mañana no pienso lo mismo). Es ponerse a dos patas y le tiemblan las canillas. Como siga gateando mucho más tiempo, en vez de orinal tendremos que ponerle un cajón de arena.

–          Acepta las indicaciones de su educadora: ¡JA! Aunque está profundamente enamorado de su “profe” y cuando está en sus brazos no quiere venir a los míos, también pasa de su culo. ¡Me alegra saberlo!

–          Comienza a respetar los turnos en el juego: ¿respetar? ¿turnos? ¿mandé?

–          Come cada vez con menos ayuda. Para empezar, mi gremlin no me come, y lo poco que me come es con mucha ayuda, sobre todo la de Mickey Mouse.

Y lo más triste es que además le han aprobado algunas que no se merecía, por ejemplo: Le gusta estar limpio.  A ver, el gremlin es guarro por naturaleza. No hay cosa que  más le guste que relamerse los mocos o dormir con su pañal bien calentito. Las cosas como son.

ÁREA II. Medio físico y Social

En este apartado tenemos dos suspensos. Por lo visto, ni conoce a su educadora por su nombre (¡chincha-chincha!), ni colabora en la recogida de juguetes (esto último aprendió a hacerlo su padre hace sólo unos meses, así que calculo que al gremlin le faltan unos 30 años para aprobar).

Sin embargo, tengo que estar orgullosa porque se ha iniciado en el conocimiento de las características básicas del otoño y del invierno: hoja, viento, nieve, frío. Claro que sí, lo único que ocurre es que en casa el gremlin es muy tímido y no nos cuenta nada de esto.

ÁREA III. Comunicación y representación.

Mi aventajado gremlin no identifica la forma redonda, ni el color amarillo, ni dice agua o pelota, sin embargo sí mete objetos por ranuras y agujeros.  Ahí sinceramente, su aprobadillo me ha decepcionado.  El hueco del ascensor, las llaves y yo esperábamos que le pusieran matrícula de honor en este punto.

Tras el disgusto inicial, mi marido y yo hemos analizado la situación. Como padres modernos que somos, hemos tenido una charla con el gremlin. Y como padres no-modernos que somos, el contenido de la charla ha sido: Hijo, estás castigado sin Papá Noel y sin Reyes Magos.

Nos ha mirado con cara de: ¿Quién necesita a esos? ¡Si me estoy poniendo las botas! ¿O también les vais a decir a las mil visitas que vienen a conocer a mi hermana que no me traigan nada? Pringaos…

Así que, para intentar animarme un poco he echado un vistazo a los objetivos del segundo trimestre: Familiarizarse con el uso del orinal.

Pues lo tenemos crudo. No hacemos carrera del gremlin.